El acceso es rápido por la autopista, y es fácil encontrar los sitios relevantes, porque hay carteles de color marrón oscuro que apuntan a Mount Macedon y de Hanging Rock. El primero es una cruz en honor a los caídos de la primera guerra mundial. La diferencia principal, además del reducido tamaño y la ausencia de capilla en el interior, es que se trató de una iniciativa privada que solicitó los terrenos al gobierno para la construcción de la cruz. La cruz se deterioró tanto en los cincuenta, que a través de una donación abierta al público se consiguieron fondos para construir la actual que se puede ver arriba.
La zona tiene un café y zonas de acampada. Además tuvimos la suerte de ver una concentración de coches de época y que Victoria tiene una fuerte presencia de coleccionistas del motor y el Real Automóvil Club de Victoria (RACV) promociona este tipo de actividades además de sus otras labores como asistencia en carretera, club de compras sindicadas, hoteles turísticos y publicación de una revista de viajes. La concentración era de una marca de automóviles británicos, Wolseley, que luego he descubierto acabó siendo comprada por una empresa china.
Y después de un paseo por la zona, nos dirigimos a La Pedriza victoriana, Hanging Rock. Se trata de una zona privada. Hay que pagar 10 dólares para acceder con coche donde se puede acampar, dar paseos, jugar con los niños en zonas acondicionadas para ello, conocer más sobre la historia del lugar y las desaparecidas que arruinaron la escuela a la que pertenecían. La historia se hizo tan popular que se hizo un libro y posteriormente una película Picnic at Hanging Rock, de la que os dejo el trailer:
Y es que la historia del juego en Australia es un componente clave de la economía australiana. Desde los casinos del señor Parker (Crown), los rasca y gana de Intralot, de origen griego, o los orígenes de Tab en Tasmania. Y volviendo la roca, se trata de los restos de un volcán que con el paso del tiempo se ha ido desgajando en formas imposibles a las que se puede acceder de forma sencilla en un paseo de 30-45 minutos. Desde la cima se puede contemplar los alrededores, incluido el lago y la pista de carreras.
Y para cerrar un café o un helado para recuperar el resuello o las fuerzas antes de volver a la ciudad.
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