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domingo, 22 de junio de 2014

Fin de semana en Auckland

 Después de un año y medio en el lucky country, llegó la hora de visitar el país más cercano a Australia: Nueva Zelanda. Mucha gente está entusiasmada por ver el país donde se rodó el hobbit, pero no siendo fan de Tolkien, no teníamos motivos para apresurarnos.

Elegimos el fin de semana del cumpleaños de la reina para hacer una escapada de 4 días. Siendo primeros de junio, no es la mejor temporada del año para visitar Nueva Zelanda. El mapa engaña, porque aunque puedes pensar que Nueva Zelanda está a la altura de Fidji, Nueva Caledonia o Toga, en realidad está bastante más al sur, e incluso Auckland que se encuentra en la isla del Norte está ligeramente más al norte que Melbourne, con un clima bastante lluvioso al encontrarse entre dos bahías. Incluso se puede practicar ski en la isla del sur.

La mayoría de la población kiwi, se les llama así por el pájaro típico no por la fruta, se encuentra en Auckland, y más de la mitad de los emigrantes se afinca en esta ciudad que me recordó bastante a Hobart, la capital de Tasmania, aunque a una escala mayor. Además es cierto que los kiwis tradicionalmente han emigrado a Australia para desarrollarse profesionalmente, pero en los últimos tiempos con un crecimiento superior (6 %) al de la estancada economía de NSW y Victoria, el número de kiwis que se han afincado en Australia ha decrecido en los últimos tiempos.

La marina de Auckland es famosa, no sólo porque albergó la American Cup en varias ocasiones, sino porque tiene el mayor porcentaje del mundo de penetración de barcos por persona. Y es que se trata de una ciudad orientada al mar con una pujante economía basada en la reconstrucción de Christchurch, la producción de leche encabezada por la empresa Fonterra y los recursos minerales.

Después de un viaje de madrugada donde JetStar se centró en intentar que les compraramos cosas a las 2 de la mañana en liugar de dejarnos dormir, llegamos al aeropuerto. El taxi a la ciudad fue aproximadamente 80 dólares. Hay un servicio de autobuses express que hace el trayecto por 16 dólares por persona, pero cuando lo tomamos a la vuelta, resultó que la frecuencia (10 minutos) no era fiable e incluso después de avisar en la parada, un conductor decidió mirar para otro lado.


Para tener unas buenas vistas de la ciudad es recomendable subir a Mount Eden, un antiguo volcán, para ver ambas bahías separadas por un istmo de 6 kilometros. La otra alternativa es contemplar la ciudad noctura desde el Sky Tower, una torre de telecomunicaciones similar a la Torre Telstra de Canberra.

Otro punto importante a visitar es el Museo de Auckland, antiguo musueo militar que se encuentra al otro lado de la ciudad cruzando la Universidad de Auckland y Albert Park. El museo está en uno de sus mejores parques y cuenta con un invernadero próximo, así como un parque con patos, pero lo más interesante son las zonas dedicadas a la cultura maori, y el show con danza incluída que se organiza (pago extra) en el auditorio del museo. (que tiene 2 entradas). 


El café-restaurante sirve para salir del apuro, pero no es espectacular.De todas formas, aunque haya poco tiempo, recomiendo tomar el bus para recorrer zonas comerciales como New Market (carcanas al museo, donde se puede encontrar tiendas de moda y restaurantes) o bajar callejeando por Queen Street hasta la Art Gallery donde se pueden encontrar ejemplos de arte moderno.


Otra opción, es tomar alguno de los ferries que llevan a Davenport para visitar el museo naval o subir a otro antiguo volcan para ver la vista de la ciudad y las islas próximas o visitar algunas de las islas famosas por sus viñedos y paisajes volcánicos.


Los precios del transporte público es muy razonable, y los autobuses metropolitanos cuentan con un mapa con GPS que posiciona las paradas y donde se encuentra el autobús en cada momento. Utiliza una tarjeta tipo Myki, denominada Hop que da acceso Wifi gratuito, pero no hace falta, porque también se puede pagar en efectivo al conductor. Y no olvide decir "Gracias" antes de bajarse.
Y sí, es cierto, como dicen en españoles por el mundo, hay varias intersecciones donde los peatones pueden cruzar en diagonal.

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